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Mostrando entradas de octubre, 2020

El ciervo y el leñador.

 Érase un leñador que desayunaba cada día en el porche de su casa, en el bosque, viendo a los ciervos comer, mientras tomaba su café, desnudo. Le encantaba observar con qué libertad brincaban, comían... nunca se acercaba a ellos, puesto que sabía que saldrían corriendo. No quería molestarles. Tenía miedo de que no volviesen. De entre toda la manada, había un ciervo que le cayó en gracia. Sus ojos le parecían los más bonitos que había visto. A veces se quedaba varios minutos mirándole fijamente mientras sonreía. En algunas ocasiones, creyó ver que el ciervo le devolvía la sonrisa. Un día, como otro cualquiera, salió con su taza de café a desayunar mientras veía a los ciervos. Puntuales como siempre. Pero no pudo ver al ciervo de los ojos bonitos. "Qué raro" pensó, aunque no le dio muchas vueltas. Al poco, vio a un hombre desnudo salir del bosque. Su figura era esbelta, un cuerpo perfecto, músculos definidos, piel suave, una cara preciosa, y unos ojos grandes e hipnotizantes, a

Ahogándose.

En la orilla espero, solo, tranquilo y fumando, hago lo que quiero, y mientras, hay gente que se está ahogando. Quisiera no oir los llantos, quisiera que paren de gritar, quisiera calmar sus espantos y enseñarles a nadar. Violentamente salpicando, gritos cortados, llantos forzados, de todo, que sepan todos que te estás ahogando. De todo, menos intentar salir nadando. Un día quise salvar, un día, mal día, salté al mar. Ese día descubrí que sólo la ignorancia ahoga. Ese día descubrí que era una trampa. Ese día me agarraron de la garganta, mi bondad convertida en una soga. Las víctimas quisieron ahogarme. Casi lo consiguen. Casi. Gracias Gran Espíritu por salvarme. Gracias Shakyamuni por enseñarme. Gracias Marihuana por calmarme. Víctimas, malditas por engañarme. ¿Soy un monstruo por saber nadar? ¿O lo soy por los gritos ignorar? ¿O fui idiota por dejarme arrastrar? Sólo sé que es todo un espejismo, no hay fondo del abismo, y esos hijos de puta, se ahogan sin mar. No estoy en la orilla, e