Ir al contenido principal

El asesinato de ayer

Pienso mucho en el asesinato de ayer,
en todo aquello que pude ver,
en todo lo que habitaba el ambiente,
en el muerto, en el asesino, en la gente.

¿Y si fuera mía la sangre?
¿Y si lo fueran las lágrimas?
¿Y si lo fuera la responsabilidad
al disfrutar de ciertas pócimas?
¿Y si surge otra oportunidad,
y en ella soy protagonista?

¿Y si hubiera sido mi hermana?
Horroroso
¿Y si hubiera sido yo?
Maravilloso.
¿Qué dices?
Nada, es bochornoso.

¿Soy el único asustado?
Pensar, que la suerte determina
quién extrae oro de la mina
y quien muere asesinado.

Sigan matando,
sigan muriendo,
sigan llorando,
sigan fingiendo.

¿De qué tienes más miedo?
¿De ser víctima? ¿O de ser asesino?
"Si mato es porque quiero,
Si muero, es porque alguien vino"
Amigo, no es tan sencillo,
la ira puede cegarte,
y la vida pierde su brillo.

Y así, entre morir y matarte,
se esconde la respuesta
a lo que nadie osa preguntarte,
no te completa la existencia,
pero es un buen punto y aparte.

No dejo de pensar en el asesinato de ayer,
en todas las maneras que tuviste de escaparte.
en por qué no lo hiciste,
en por qué creíste que lo debía ver.
En tu sonrisa al irte,
en tu naturalidad al caer.

No sé si es envidia o miedo,
incómodo como juez y como espectador,
aún vivo sin saber lo que quiero,
a cada camino, siempre hay un pero,
a cada idea, aparece un fantasma acusador.

No dejo de pensar en el asesinato de ayer,
en si fue necesario,
en si me lo debo creer.
En si, por no intervenir, fui un sicario,
o sólo un cobarde sin poder.

No hice nada y estoy aquí,
quejándome con los demás,
contribuyendo a la bola de gas,
consumiendo, pidiendo cada vez más,
despreciando aquello que conseguí.
Actuando como un agujero maldito,
da rabia cuando lo explico,
en mí, muere todo logro,
y mi valor se vuelve mito.

No dejo de pensar en el asesinato de ayer,
y es que me encanta torturarme.
Creer que no merezco placer
por fallar y acobardarme.

Y son la poesía y los ojos cansados,
lo que marca las almas de los condenados.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

El bosque de los malditos

Nunca hablarás, pues las palabras se clavaron en tu cuello, amor mío, perderás, si por lo seguro sacrificas lo bello. Y manzanas del caos horripilantes moldean la tierra en la que vivo. Y los monstruos de poderes menguantes dejan de torturarme mientras escribo. Y me pierdo en un bosque frondoso sumido en el éxtasis más primitivo, y sé que estoy perdido, mas nunca lo digo, lo creas o no, tú también, amigo, no desesperes, sé cuidadoso, aun no sabiendo jugar, podemos ganar el partido, aun yendo a morir, disfrutaremos de lo vivido. Mira al cielo, ¿Qué ves? Humo blanco, sorpresa de tanto e tanto, digo la verdad, no me crees, si tengo frío, me niegas un manto. Vomita culebras de lengua viperina, oro blanco de las tinieblas, santa y bendita cocaína, dueña del mundo y de sus quiebras, dueña de mortales obtusos y de sus innumerables mierdas. Ave rapaz que consume todo aquello que en el bosque se pierde, escóndete, antes de que se acuerde de que tiene poder sobre lo que nos une. Blanco deseo de ...

Castigo anunciado

Vais a arder, no podréis hacer nada, vais a arder, y probaréis el filo de la espada, vais a arder, y de nada os servirá una excusa elaborada, ni el perdón de una deidad inventada. Y por cada inocencia violada, por cada injusticia no castigada, por cada mente engañada, por cada verdad silenciada. Vais a caer, vais a arder, en esta vida o en la siguiente, heridas en el cuerpo, o en la mente, os espera el dolor, y no podréis huir, qué horror, por no saber qué es lo que se siente, por destruir el preciado puente que conecta con la verdad al que miente. Por anteponer una casa al hogar, por anteponer los lujos al bienestar, por juzgar, por oprimir, por obligar, por creerte quién para poder castigar. Por jactarse de civilizados mientras los cadáveres se pudren amontonados, por culpar a los demás de vuestro egoísmo, por decir querer otro mundo, pero elegir siempre al mismo. Por eso y por más, mil cuchillas rajarán tu piel, por eso y por más, reza a tu Dios, pues pronto estarás con él. Por eso ...

El ciervo y el leñador.

 Érase un leñador que desayunaba cada día en el porche de su casa, en el bosque, viendo a los ciervos comer, mientras tomaba su café, desnudo. Le encantaba observar con qué libertad brincaban, comían... nunca se acercaba a ellos, puesto que sabía que saldrían corriendo. No quería molestarles. Tenía miedo de que no volviesen. De entre toda la manada, había un ciervo que le cayó en gracia. Sus ojos le parecían los más bonitos que había visto. A veces se quedaba varios minutos mirándole fijamente mientras sonreía. En algunas ocasiones, creyó ver que el ciervo le devolvía la sonrisa. Un día, como otro cualquiera, salió con su taza de café a desayunar mientras veía a los ciervos. Puntuales como siempre. Pero no pudo ver al ciervo de los ojos bonitos. "Qué raro" pensó, aunque no le dio muchas vueltas. Al poco, vio a un hombre desnudo salir del bosque. Su figura era esbelta, un cuerpo perfecto, músculos definidos, piel suave, una cara preciosa, y unos ojos grandes e hipnotizantes, a...