Hazme con besos un nudo de ahorcado,
rodeándome el cuello, con dulzura,
que ignorantes crean que me he suicidado,
cuando tan solo me deshice de la amargura.
Visítame a destiempo y hazme reír,
o llorar,
o sentir,
o soñar...
Felicidad profana,
herejes fuera de la hoguera,
pero ardiendo, porque nos da la gana,
no es un amor cualquiera,
es un ritual que nos sana.
Aunque tu abrazo sea lo mejor del día,
hay gente que no lo ve bien,
nos lo quieren quitar,
¿Si yo no me quejo, entonces quién?
Puede sonar a majadería,
pero estoy harto de sacrificar,
estoy harto de sentir,
y tenerme que disculpar
estoy harto de vivir,
sin poderte amar.
Estoy harto de, sin ti, sonreir,
muy hipócritamente,
ya que, irónicamente,
aquellos que dicen defender la vida,
son quienes quitan las ganas de vivir.
Los que intervienen sin que nadie se lo pida,
los que separan a dos enamorados,
por crecer su ego, por seguir una mentira,
gracias a ellos, tú y yo, condenados.
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