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Pedro

 Este es Pedro.

Pedro se queja cada día de fuertes dolores de cabeza.
Pedro exige ayuda y comprensión.
Ya no vamos a sitios ruidosos ni hablamos muy alto por Pedro.
Le dimos un Ibuprofeno.
Pedro dijo que no quería meterse químicos en el cuerpo.
Le enseñamos técnicas de meditación y sanación espiritual.
Pedro dijo que no creía en mierdas de hippies.
Le dijimos que durmiera.
Pedro dijo que no tenía sueño.
Un día sorprendimos a Pedro dándose cabezazos contra la pared.
Se ve que lo hace cada día.
Le recomendamos que dejara de hacerlo.
Pedro se enfadó diciendo que no es fácil, que nadie le entiende, que nadie le ayuda.
Pedro siguió quejándose.
Nosotros no pudimos ayudarle.
Solo Pedro puede empezar a ayudar a Pedro.
No sabemos si Pedro lo sabe.
No sabemos si Pedro quiere saberlo.
No sabemos si Pedro quiere aceptarlo.
Un día, a Pedro se le partió el cráneo.
Su sangre lo manchaba todo, había sesos en la pared.
Pedro está muerto.
Nosotros sabemos la causa.
Pedro mató a Pedro.
Pedro no ayudó a Pedro.
Pedro estucó la pared con sus sesos.
Pedro pintó la pared con su sangre.
Pedro adornó la habitación con su cadáver.
Hay gente que nos culpa a nosotros.
Hay gente que culpa a Pedro.
Nosotros no creemos en culpar.
Ellos también son Pedro.
Nosotros también somos Pedro.
Tú, que lees esto, también eres Pedro.
Todos somos Pedro.
Aunque algunos más que otros.
Mátate o ayúdate, te amaré igual que amé a Pedro.
Hay suficiente Ibuprofeno para todos.
Hay suficiente tiempo para meditar o dormir.
También hay suficiente pared para vuestros sesos y vuestra sangre.

La elección es vuestra.

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