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Sí, sí. Tú.

Por muchos eufemismos que digas,
por mucho dinero que consigas,
aunque en tinder tengas muchas amigas,
aunque en tu familia estén llenas las barrigas,
tú que al diferente fustigas,
tú que por ignorancia siempre obligas,
tú que la rebeldía castigas
y al necesitado no le das ni migas.
Tú, ciego que sigue al tuerto
que de todo te crees experto
aunque tu cerebro esté desierto,
y luego te quedas boquiabierto
cuando nadie aplaude tu “acierto”
de desear a alguien un hijo muerto.
Tú, que no reconoces tus errores
y crees que todo se divide por colores.
Tú que culpas al resto de tus dolores
para ti épocas oscuras fueron tiempos mejores.
Tú que ni siquiera sabes lo que sientes
que te crees uno de los supervivientes
que osas mofarte de los valientes
que en su día ridiculizaste a los inteligentes.
Tú, que aún crees en naciones
que banderas son tus únicas opciones
que normalizas el mandato de ladrones
y nos condenas a vivir en nefastas condiciones
Tú, que tachas de maricones y locas,
de guarras, de truchas, de pocas
aquellas que de quejas tienen llenas las bocas
y sus ideas son firmes como rocas
Tú, ser iracundo
de lengua viperina y acto inmundo
el día que estés moribundo
será un buen día para este mundo.

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