Ir al contenido principal

El mono que quería volar

Érase un árbol.
En ese árbol vivían decenas de animalitos, entre ellos, un mono.
El mono estaba obsesionado con volar, ya que cada día veía a varios de sus vecinos volando.
Un día quiso intentarlo. Mirando a un pájaro, copió su técnica: subió a una rama muy alta y saltó moviendo los brazos grácilmente. Para suerte del mono, el suelo estaba bastante blando.
Otro día observó a las abejas, quienes agitaban las alas muy deprisa, así que volvió a intentarlo moviendo enérgicamente los brazos. Volvió a caerse al suelo.
Pasado el tiempo, vio el proceso de metamorfosis de la oruga, quien se convertía en mariposa y podía volar, así que comió todo lo que pudo, vomitó, y se embadurnó con su vómito para probar de volar al día siguiente. Como era de esperar, no tuvo éxito.
Deprimido, se fue a un rincón a llorar, donde se encontró a un orangután comiendo felizmente, quien le preguntó:
- ¿Qué te pasa?
- Llevo semanas intentando volar como mis vecinos del árbol, pero nunca lo consigo.
- ¿Y por qué quieres volar?
- ¿Bromeas? ¿Tú nunca has querido volar como un pájaro? ¿O como una abeja? ¿O como una mariposa?
- El pájaro vuela para encontrar comida que comer y luego regurgitar parte a sus hijos en la boca. Las abejas vuelan para servir a una reina por la que deben dar su vida. Y las mariposas corren el riesgo de que venga un niño humano y las clave en un corcho para exhibirlas. Yo, en cambio, si quiero comer, trepo un poco y alargo el brazo para coger plátanos, no envidio al pájaro. No tengo que rendirle cuentas a nadie, no envidio a la abeja. Como soy feo, nadie quiere clavarme en una pared de adorno, no envidio a la mariposa. Y como me respeto a mí mismo, no cometo errores queriendo imitar a los demás, por eso no te envidio, monito.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El ciervo y el leñador.

 Érase un leñador que desayunaba cada día en el porche de su casa, en el bosque, viendo a los ciervos comer, mientras tomaba su café, desnudo. Le encantaba observar con qué libertad brincaban, comían... nunca se acercaba a ellos, puesto que sabía que saldrían corriendo. No quería molestarles. Tenía miedo de que no volviesen. De entre toda la manada, había un ciervo que le cayó en gracia. Sus ojos le parecían los más bonitos que había visto. A veces se quedaba varios minutos mirándole fijamente mientras sonreía. En algunas ocasiones, creyó ver que el ciervo le devolvía la sonrisa. Un día, como otro cualquiera, salió con su taza de café a desayunar mientras veía a los ciervos. Puntuales como siempre. Pero no pudo ver al ciervo de los ojos bonitos. "Qué raro" pensó, aunque no le dio muchas vueltas. Al poco, vio a un hombre desnudo salir del bosque. Su figura era esbelta, un cuerpo perfecto, músculos definidos, piel suave, una cara preciosa, y unos ojos grandes e hipnotizantes, a

Si me quieres

Si me quieres contigo pero callado, y te molesta lo que pido, y te inquieta lo que digo y me prefieres apartado. Si me quieres emparejado, viviendo algo "normal", pero te cansan mis quejas, no ves que estoy mal, y no ves las gruesas rejas que me tienen encarcelado. Si me quieres siendo padre, sin importar que mi vida taladre, sin importar que no quiera serlo, diciendo "es una experiencia formidable, lo tuyo es una fase, vas a verlo" Si me quieres sobrio pero enfermo. Si rechazas el método propio por un falso infierno. Si haces acopio de argumentos del miedo para advertirme que deje de divertirme, ya que ahora no debo. Si me quieres vivo, y no te importa que esté sufriendo, y no me escuchas cuando lo digo. Si de verdad me estuvieras sintiendo, donde dices ver a un asesino, verías un amigo. Si me quieres, pero con tus actos me hieres. no te quiero en mi vida. Si eres quien amor me promete y luego es opresión bien vestida, por favor, vete.