Ir al contenido principal

Historias al revés

Cada noche, Eva se acostaba en su cama, y su abuelo Leonardo le contaba una historia. Leonardo pretendía que cada noche su nieta tuviera una historia diferente. Poco a poco fue contándole todos los cuentos clásicos que conocía: Blancanieves, la Cenicienta, los tres cerditos… pero llegó un día en el que se le acabaron las historias y los cuentos.
Esa noche, Eva estaba acostada esperando a su abuelo, y él aún pensaba en qué contarle. Se negaba a repetir un cuento. Se negaba a dejarle sin cuento aquella noche. Pensó y pensó… hasta dar con una solución.
- Evita, no me gusta decirte esto, pero me he quedado sin historias – le dijo lamentándose Leonardo – pero mi abuelo me dio un consejo: siempre que no te guste algo, puedes darle la vuelta.
Y así, empezó cada noche a contarle los cuentos al revés. Por lo tanto, Blancanieves pasó a ser la historia de una princesa que queda envenenada por el beso de su marido, y su madrastra la salva con una manzana. Cada noche un cuento clásico era invertido para ser creada una nueva historia.
Como todos sabemos, y es inevitable, el tiempo pasó.
Eva creció, y el abuelo Leonardo era ya muy viejo. Eva empezó a vivir su propia historia, mientras Leonardo poco a poco iba deteriorando la suya.
Todos sabemos que hay un día en el que tenemos la última conversación con una persona. A veces tenemos suerte o la desgracia de saber que esa será la última conversación. Leonardo y Eva lo supieron en cuanto se vieron cara a cara en la habitación de hospital.
- Esto no me gusta – dijo Eva – No me gusta cómo acaba esta historia. Yayo, ¿cómo le doy la vuelta?
- Evita, he oído que tienes pareja. ¿Quieres ir distanciándote de ella hasta ya no conocerla?
- No…
- Y, ¿Quieres que te quiten el título e ir olvidando poco a poco todo lo que aprendiste?
- No…
- Y, ¿Quieres poco a poco ser más pequeña hasta desaparecer sin que nadie te conozca?
- ¡No!
- Pues deja que estas historias sigan hacia adelante, porque la tuya aún no ha acabado, y yo tengo ganas de que la mía acabe.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Cómo cambié mi divinidad por una manzana.

Quien me conoce sabe que soy muy aficionado a viajar. De todas las maneras, por cualquier excusa. Viajar da una nueva perspectiva, crea anécdotas maravillosas con las que enriquecer tu vida y la de los demás. Esto que os voy a explicar es mi último viaje. No contaré los detalles que me llevaron hasta ello. Mi viaje empieza a los 20 minutos de que aquél hombre sabio me diera ese brebaje. Me tumbé en mi cama y me desmayé. De repente me vi a mí mismo en un aeropuerto. Normalmente con la euforia de querer subir al avión para ver qué deparará el futuro, poca gente suele girarse para ver lo que deja atrás. Yo ya cometí ese error, así que esta vez miré atrás para ver bien de qué me despedía. Era yo. Y también estaba yo. Y yo también. Y también yo. Eran todas las versiones de mí que han existido antes de cada evento de mi vida que me marcó. No pude evitar llorar. Y me hablaron. Cada uno con la personalidad que tuve en aquél entonces. Algunas irritantes, otras demasiado inocentes. No pude más q...

El bosque de los malditos

Nunca hablarás, pues las palabras se clavaron en tu cuello, amor mío, perderás, si por lo seguro sacrificas lo bello. Y manzanas del caos horripilantes moldean la tierra en la que vivo. Y los monstruos de poderes menguantes dejan de torturarme mientras escribo. Y me pierdo en un bosque frondoso sumido en el éxtasis más primitivo, y sé que estoy perdido, mas nunca lo digo, lo creas o no, tú también, amigo, no desesperes, sé cuidadoso, aun no sabiendo jugar, podemos ganar el partido, aun yendo a morir, disfrutaremos de lo vivido. Mira al cielo, ¿Qué ves? Humo blanco, sorpresa de tanto e tanto, digo la verdad, no me crees, si tengo frío, me niegas un manto. Vomita culebras de lengua viperina, oro blanco de las tinieblas, santa y bendita cocaína, dueña del mundo y de sus quiebras, dueña de mortales obtusos y de sus innumerables mierdas. Ave rapaz que consume todo aquello que en el bosque se pierde, escóndete, antes de que se acuerde de que tiene poder sobre lo que nos une. Blanco deseo de ...

Castigo anunciado

Vais a arder, no podréis hacer nada, vais a arder, y probaréis el filo de la espada, vais a arder, y de nada os servirá una excusa elaborada, ni el perdón de una deidad inventada. Y por cada inocencia violada, por cada injusticia no castigada, por cada mente engañada, por cada verdad silenciada. Vais a caer, vais a arder, en esta vida o en la siguiente, heridas en el cuerpo, o en la mente, os espera el dolor, y no podréis huir, qué horror, por no saber qué es lo que se siente, por destruir el preciado puente que conecta con la verdad al que miente. Por anteponer una casa al hogar, por anteponer los lujos al bienestar, por juzgar, por oprimir, por obligar, por creerte quién para poder castigar. Por jactarse de civilizados mientras los cadáveres se pudren amontonados, por culpar a los demás de vuestro egoísmo, por decir querer otro mundo, pero elegir siempre al mismo. Por eso y por más, mil cuchillas rajarán tu piel, por eso y por más, reza a tu Dios, pues pronto estarás con él. Por eso ...