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Música

Los trabajadores, cansados, entonan un blues.
Luego quedan con sus chicas y bailan salsa.
Reggaeton para deseos carnales de sonrisa falsa.
Rock and roll para divertirse, a pesar de todo.
Música clásica para embellecer una casa de lodo.
O relajarse con algo de Reggae y un buen porro.

Tiernas baladas para enamorados.
Death metal para los encabronados.
Bailar charleston a medianoche.
Llorar con coplas en el coche.

En un concierto de indie
tocando la lenta te dejó.
Funky de los 90 mientras te masturbas
pensando en esa chica amante del rock gótico
que como una guitarra tiene sus curvas.
El k-pop le da a tu estantería un toque exótico.
El rock psicodélico tiene un toque hipnótico.
Mientras suenan Power ballads, acariciar tu cintura.
Que suene grindcore para hacer alguna locura.

Que el Rap me inspire
y que el público te admire.
Hard Rock y cocaína.
Jazz suave y aspirina.
Nostalgia de viejos tiempos de vinilos en pesetas.
Vivir el ahora delante de un escenario.
Vivir el ahora encima de un escenario.

Escucharla,
tocarla,
amarla,
estudiarla,
adorarla,
ignorarla,
criticarla
o desearla.

La música seguirá sonando
la ames o la sigas odiando,
y cuando no la puedas oír
será que tu vida se está acabando.

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