Los trenes van pasando,
yo, en la estación fumando
a la espera, descansando,
creyendo que un tren será mi salida,
que esperar solucionará mi vida.
Esperanza, no me abandones,
maquinista, espero que me perdones,
acabo el peta, me lío el siguiente,
lo que sea para despejar mi mente.
Y los veo pasar, ningún tren me satisface
en uno mucho ruido, en otro gente de traje,
¿Y qué más da a qué tren decida subirme?
Acabaré en otra estación, volver para irme,
cambio de destino, de viaje, y de equipaje
pero siempre termino por aburrirme.
Otra vez a huir del segurata,
aquí no se puede fumar,
soy yo el único que mete la pata,
soy yo la única repugnante rata,
culpa mía siempre, si no, se ponen a rabiar,
desesperan cuando no saben a quién culpar.
Otro retraso, estación maldita,
poco a poco tu vida te abandona,
¿Cómo no? todo el tiempo te lo quita
la puñetera esperanza, esa vil ladrona.
Y ya sin nada que fumar,
harto de soñar con tonterías,
bajo y me tumbo en las vías,
mejor lugar para esperar.
Así tengo certeza de que llegaré a mi destino,
así tengo certeza de que mi viaje termina.
¿Escandalizados? llegáis tarde,
No os preocupáis por lo que arde
hasta ver fuego en la cocina.
No os preocupáis por una vida
hasta que la muerte vende su arte.
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