Y del odio, surgió el guerrero,
aquél que mataría para proteger lo que más quiero,
aquél que clavaría mil cabezas en estacas,
aquél que aplastaría a todas las ratas,
aquél valiente de hoja afilada y armadura de cuero.
Dime, guerrero,
¿de verdad deseas manchar de sangre tu acero?
¿por qué crees que tu obra es más sensata?
¿qué diferencia a un corsario de un pirata?
¿tu enemigo merece un acto tan rastrero?
Espadas al cielo,
gritos de valor,
¡cuánta hipocresía, por favor!
guerra de "quiero y no puedo",
eso que sientes no es odio, es miedo.
Miedo que te nubla y te hace temblar,
temblores que te frustran, y te da por pensar,
pensamientos que preocupan, te hacen planear,
planes desesperados,
viscerales, poco pensados,
mis anhelos de paz pronto se van a alejar.
Vete, guerrero,
no quiero luchar.
Vete, guerrero,
necesito meditar.
Vete, guerrero,
pues a la paz espero,
y tú, no haces más que estorbar.
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