Ir al contenido principal

Prepárate

Prepárate, vas tarde.
No hay tiempo de estar sentado,
levanta el culo, cobarde,
hace tiempo que deberías estar preparado.

Vigila, ten cuidado,
ojalá te dejaran ir armado,
todo lo debes vigilar,
todo lo debes controlar.
Da igual que estés cansado,
la ansiedad corre si no estás informado.

Desenvaina la espada
por el monstruo que aún no has visto,
cuídate de la estocada
del traidor invisible, que es muy listo.

Mantente en posición de salida,
preparado para correr,
no sabes si se gana en la vida
pero no quieres perder.

Te quieren nervioso,
te quieren alerta,
tu herida abierta
lo hace todo más peligroso.
Esconde tu malestar,
te hace verte perezoso,
y con medicina, ni se te ocurra relajar,
necesitas la mente despierta.

Siempre tenso,
siempre en guardia,
al borde de la taquicardia,
intenso,
no es larga la vida del indefenso.

¡No hay tiempo para pensar!
¡Coge un arma, te van a atacar!
¿Que por qué? ¡No cuestiones!
Ataca antes de que te quiten tus posesiones.

Trabaja más por si te echan,
fuera generosidad, por si se aprovechan,
falsa sonrisa, por si sospechan
miles de peligros acechan.

Nunca los has visto, pero crees que están,
saben tus movimientos,
mas nunca sabes qué harán,
por eso vives acuchillado con pensamientos,
que tarde o temprano te matarán.

¡Rápido, ya viene a verte!
¡Oh, no!
contra esto no te estabas preparando,
es la muerte,
no existió nunca el horror,
cada día presa del temor,
tu vida estabas desperdiciando,
amigo, para nada te estuviste agobiando.

Ahora, descansa aliviado,
no tienes por qué prepararte,
tu ansiedad ha conseguido humillarte,
tu vida la has pasado preocupado,
lo siento, no puedo resucitarte,
deja atrás la vida que has desperdiciado.
Eres sólo un chiste, malo y mal contado.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El bosque de los malditos

Nunca hablarás, pues las palabras se clavaron en tu cuello, amor mío, perderás, si por lo seguro sacrificas lo bello. Y manzanas del caos horripilantes moldean la tierra en la que vivo. Y los monstruos de poderes menguantes dejan de torturarme mientras escribo. Y me pierdo en un bosque frondoso sumido en el éxtasis más primitivo, y sé que estoy perdido, mas nunca lo digo, lo creas o no, tú también, amigo, no desesperes, sé cuidadoso, aun no sabiendo jugar, podemos ganar el partido, aun yendo a morir, disfrutaremos de lo vivido. Mira al cielo, ¿Qué ves? Humo blanco, sorpresa de tanto e tanto, digo la verdad, no me crees, si tengo frío, me niegas un manto. Vomita culebras de lengua viperina, oro blanco de las tinieblas, santa y bendita cocaína, dueña del mundo y de sus quiebras, dueña de mortales obtusos y de sus innumerables mierdas. Ave rapaz que consume todo aquello que en el bosque se pierde, escóndete, antes de que se acuerde de que tiene poder sobre lo que nos une. Blanco deseo de ...

Castigo anunciado

Vais a arder, no podréis hacer nada, vais a arder, y probaréis el filo de la espada, vais a arder, y de nada os servirá una excusa elaborada, ni el perdón de una deidad inventada. Y por cada inocencia violada, por cada injusticia no castigada, por cada mente engañada, por cada verdad silenciada. Vais a caer, vais a arder, en esta vida o en la siguiente, heridas en el cuerpo, o en la mente, os espera el dolor, y no podréis huir, qué horror, por no saber qué es lo que se siente, por destruir el preciado puente que conecta con la verdad al que miente. Por anteponer una casa al hogar, por anteponer los lujos al bienestar, por juzgar, por oprimir, por obligar, por creerte quién para poder castigar. Por jactarse de civilizados mientras los cadáveres se pudren amontonados, por culpar a los demás de vuestro egoísmo, por decir querer otro mundo, pero elegir siempre al mismo. Por eso y por más, mil cuchillas rajarán tu piel, por eso y por más, reza a tu Dios, pues pronto estarás con él. Por eso ...

El ciervo y el leñador.

 Érase un leñador que desayunaba cada día en el porche de su casa, en el bosque, viendo a los ciervos comer, mientras tomaba su café, desnudo. Le encantaba observar con qué libertad brincaban, comían... nunca se acercaba a ellos, puesto que sabía que saldrían corriendo. No quería molestarles. Tenía miedo de que no volviesen. De entre toda la manada, había un ciervo que le cayó en gracia. Sus ojos le parecían los más bonitos que había visto. A veces se quedaba varios minutos mirándole fijamente mientras sonreía. En algunas ocasiones, creyó ver que el ciervo le devolvía la sonrisa. Un día, como otro cualquiera, salió con su taza de café a desayunar mientras veía a los ciervos. Puntuales como siempre. Pero no pudo ver al ciervo de los ojos bonitos. "Qué raro" pensó, aunque no le dio muchas vueltas. Al poco, vio a un hombre desnudo salir del bosque. Su figura era esbelta, un cuerpo perfecto, músculos definidos, piel suave, una cara preciosa, y unos ojos grandes e hipnotizantes, a...