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Mostrando entradas de abril, 2019

Malos negocios

Los libres te saludamos, a los ciegos horrorizas y a oprimidos tranquilizas cuando visitas a sus amos. Es la ley que no todos entienden, es la cara B de no ser esclavos, cuando al final se sientan estafados aquellos que con prisa emprenden. Muñecos prefabricados atados con corbatas creyendo que a los numerados nunca les comerán las ratas, viven con la cabeza por delante en un mañana que nunca llega, es el enano que se cree gigante viviendo una realidad que niega, sacrificando todo por nada para acabar rotos bajo tierra, cobardes para usar una espada pero viviendo siempre en guerra.

Humo de lucha interna

Ayer te hablé, y hoy tu sabor extraño, pero también diré: a veces, me haces daño. Preguntas puñaladas y yo no te puedo mentir, ni responderte parrafadas para ver si puedo huir. Y reviviste tiempos duros de engaños fáciles, movimientos ágiles saltando por tonos oscuros. Y mis demonios volvieron orgullosos de sí por todo el daño que hicieron, mas yo no soy el mismo, el señor de luz sentado me enseñó que eran un espejismo así, solo les miré calmado, no fui hostil, para su sorpresa, y muy apenados, se fueron atención nunca más recibieron, esa fue parte de mi promesa. Otro día te volveré a quemar y a más sombras abatiré, todos se alarman al verme fumar, mas gracias a ello a la realidad sobreviviré.

El anciano y su biblioteca

Érase un anciano. Este anciano coleccionaba libros. Tenía miles de ellos en su biblioteca personal, cada cual más extraño. Los atesoraba y no dejaba que nadie los tocara, por si les pasaba algo. Un día, vino un joven de visita a su casa, y por supuesto, el anciano le mostró su enorme colección. El joven quedó maravillado y, tras insistir varias veces, consiguió convencer al anciano de que le dejase ver uno de cerca. El anciano le prestó uno. Gran volumen, tapa dura, muy bonito… pero el joven lo abrió y se quedó sorprendido. ¡No estaba en su idioma! - Oiga señor – le dijo el joven al anciano – éste libro que me ha prestado no está en mi idioma. - Ni en el mío tampoco, joven. - ¿Está usted aprendiendo otros idiomas? - No, ya soy muy viejo para eso. - Entonces, ¿De qué le sirve tener tantos libros, si no los entiende ni va a esforzarse nunca por entenderlos? Y así fue cómo el anciano regaló todos sus libros a cualquiera que pudiera entenderlos. ¿Y tú? ¿Cuántos libros, cosas o PER

Historias al revés

Cada noche, Eva se acostaba en su cama, y su abuelo Leonardo le contaba una historia. Leonardo pretendía que cada noche su nieta tuviera una historia diferente. Poco a poco fue contándole todos los cuentos clásicos que conocía: Blancanieves, la Cenicienta, los tres cerditos… pero llegó un día en el que se le acabaron las historias y los cuentos. Esa noche, Eva estaba acostada esperando a su abuelo, y él aún pensaba en qué contarle. Se negaba a repetir un cuento. Se negaba a dejarle sin cuento aquella noche. Pensó y pensó… hasta dar con una solución. - Evita, no me gusta decirte esto, pero me he quedado sin historias – le dijo lamentándose Leonardo – pero mi abuelo me dio un consejo: siempre que no te guste algo, puedes darle la vuelta. Y así, empezó cada noche a contarle los cuentos al revés. Por lo tanto, Blancanieves pasó a ser la historia de una princesa que queda envenenada por el beso de su marido, y su madrastra la salva con una manzana. Cada noche un cuento clásico era invertido

No te calles.

Paranoia maldita que callas mi alma, y la vida se marchita sin ninguna calma. Me costó mucho quererme, escucharme fue un desafío más no podía esperarme a que confiara quien no confío. Y pudiera parecer guarro el expresarme sin medida pero no se guarda en un tarro las sobras de esta vida. Prefiero contaminar tus ojos con mis chorradas sin sentido que cumplir tus putos antojos y callarme lo que he vivido. Porque callar engorda y tu comodidad no lo vale, si mi palabra te sobresale es que tu alma aquí estorba. Y no quiero dar más detalles, que sepas que no estás solo en esto, si a luchar conmigo estás dispuesto recuerda: no te calles.

Currando con resaca

De los errores comunes que uno podría cometer, emborracharse un lunes le provoca risa a Lucifer. Y viene el martes nublado forzándote a despertar y con ese cuerpo estropeado todo el día tienes que aguantar Despiértate Levántate Vístete Bonitas náuseas mañaneras, precioso mareo matinal, encima, en el lavabo esperas, hoy todo te sale mal. Por fin en el trono sentado, relajas y sueltas el festín, sale duro y ha salpicado al menos te lavas el agujerín. Ya en tu mesa, tecleas sin gana ni disimulas tu malestar la comodidad te parece lejana, apuñalarías por descansar. En tu cabeza, una estaca, en tus párpados, pesas para que acabe ya, rezas pues estás en el curro con resaca.

Sandra y el diablo.

Sandra nació ciega. Al principio fue una tragedia, pero de niña ya era una guerrera y se habituó fácil a ese estilo de vida. Pudo hacer su vida con normalidad: relaciones sociales, relaciones sexuales, estudios, trabajo… todo parecía normal a pesar de no poder ver. Un día, estando sola en su apartamento, escuchó una voz: - Hola, Sandra. - ¿Quién es? - preguntó Sandra asustada. - Tranquila, soy yo. Sandra, aún no habiendo escuchado esa voz en su vida, pudo notar como si viniera de un ente familiar. Más familiar que sus padres. Era una voz cálida, tentadora, seductora… pero familiar. - Vengo a ofrecerte un regalo. Quiero que puedas ver. Te mereces ver. - ¿Y qué quieres a cambio? - Nada, solo quiero que puedas ver. Sandra se paró por un instante. No podía creer que ÉL le ofreciera algo sin pedir nada a cambio. De todo lo que leyó sobre ese ente, sabía que no era de fiar, pero su voz era muy cálida y tranquilizadora. - No te preocupes, sé que desconfías. Soy consciente de la fama

La flor

Donde el drama proviene hay una flor hermosa y sana que ignora la belleza que emana y llora por lo que no tiene. Y los adictos a sus formas desean poder poseerla saltándose las normas. Se exhibe y se vende ante el cliente cerrado, bestia del mercado que respeto nunca aprende. Y me dijo tras rechazo obtenido “no tienes sangre en las venas”, me la quité toda tras tantas penas y así no mancharle el vestido, mas la herida sigue abierta y bien horrible es el agujero al verla todos cogen la puerta, sinceramente, así lo prefiero. No quiero productos de oferta aunque tengan bonito envoltorio. No quiero defender un territorio y que la vida nunca me divierta. No quiero jugar a la tortura por una experiencia que debiera ser pura pero su escandalosa hermosura me ataría con cadenas a la amargura. No quiero comprar ni vender creyendo que así mi vida será completa, ninguna flor merece vivir en una maceta, amar es celebrar el libre florecer.

El mono que quería volar

Érase un árbol. En ese árbol vivían decenas de animalitos, entre ellos, un mono. El mono estaba obsesionado con volar, ya que cada día veía a varios de sus vecinos volando. Un día quiso intentarlo. Mirando a un pájaro, copió su técnica: subió a una rama muy alta y saltó moviendo los brazos grácilmente. Para suerte del mono, el suelo estaba bastante blando. Otro día observó a las abejas, quienes agitaban las alas muy deprisa, así que volvió a intentarlo moviendo enérgicamente los brazos. Volvió a caerse al suelo. Pasado el tiempo, vio el proceso de metamorfosis de la oruga, quien se convertía en mariposa y podía volar, así que comió todo lo que pudo, vomitó, y se embadurnó con su vómito para probar de volar al día siguiente. Como era de esperar, no tuvo éxito. Deprimido, se fue a un rincón a llorar, donde se encontró a un orangután comiendo felizmente, quien le preguntó: - ¿Qué te pasa? - Llevo semanas intentando volar como mis vecinos del árbol, pero nunca lo consigo. - ¿Y por

Por favor, no me hables.

Cuando huelas en mí la hierba prohibida, por favor, no me hables, es mi momento de descruzar cables y evitar querer quitarme la vida. Cuando me veas mirando al vacío, por favor, no me hables, cuesta encontrar un momento mío, meditar en un mundo de miserables. Si crees que el sufrimiento es normal, por favor, no me hables, prefiero no sufrir en un vacío real a vivir varios engaños agradables. Si crees que el amor es atesorar, por favor, no me hables, tener apego no es amar, no puedo con cariños insoportables. Si por no aguantar crees que soy cobarde, por favor, no me hables, no quiero vivir condenado al alarde entre estúpidas competiciones interminables. Si entiendes lo que quiero decir, por favor, no me hables, dame tu mano para nuestros corazones abrir, juntos, sobreviviremos a males implacables.

Para otros locos imbéciles contra inofensivos artistas

Tú, lobo en las calles y cordero en los juicios, puesto para que batalles y proteger así sus vicios. Títere de músculo y mentiras que monopolizas el miedo, la seguridad te importa un bledo y obedecer es a lo único que aspiras ¿Acaso eres humano? Tu moral ensangrentada y tu dignidad en un pantano. Libras a Damocles de su espada para que robe, viole y mate, cuando te dé la inevitable patada inmerecido será tu rescate. Tu mera existencia es un error, en vez de proteger, causas dolor, crees que tu barbarie concede honor, ya estamos hartos de ti y de tu señor. Esto es física básica todo lo que haces, te vuelve implantemos la justicia clásica y no habrá juez que te absuelve.

Papel y chatarra

Sin una boca inocente que necesite alimento, sin una tosca mente carente de conocimiento. Sin un frío “parecer” más importante que “ser” o “estar”, cuando el conocer no se base en etiquetar y juzgar. Sin un engaño provocado que haga creer que necesitas, sin un sentimiento equivocado que te entorpezca cuando meditas. Sin una depresión que matar apoyado en una triste barra, tu imperio se va a derrumbar, pues tu dinero es solo papel y chatarra.

Rosas en la cara

Hay gente que tiene rosas en la cara. Las rosas, al crecer sus pétalos, dificultan la percepción de los sentidos. Las rosas, al crecer sus raíces, se incrustan en el cerebro y dificulta el pensamiento. Las rosas, al crecer sus espinas, pueden hacer daño a quien se acerque y a uno mismo. Tener rosas en la cara no es nada agradable. Pero las rosas huelen bien. Pero las rosas son bonitas. Cuando la gente ve a alguien con rosas en la cara oliendo su propio aroma, creen que le merece la pena. Cuando la gente ve a alguien con rosas en la cara admirando su propia belleza, creen que le merece la pena. La gente idealiza el tener rosas en la cara. Hay jardineros que quieren dar la opción de quitarse esas rosas de la cara. La gente margina a esos jardineros. La gente fuerza a decir a todo el mundo que tener rosas en la cara es una bendición. Hay otros que lo dicen, pero no lo piensan. Si dijeran lo que piensan, nos acusarían de odiar a la vida. No odiamos a la vida, sólo queremos q

El niño con la caja de cerillas

Érase un pueblo. Una noche, se oyó un grito. Era un niño avisando de un incendio. Se quemaba el granero. Todo el mundo fue a ayudar a apagar el fuego, pero éste ya había consumido bastante del edificio. Poco se pudo salvar. Entre todo el caos, un hombre alto vio que el niño llevaba una caja de cerillas en la mano, y le preguntó: - ¿Has sido tú quien ha quemado el granero? - No señor, yo no he quemado el granero, ha sido el fuego. El resto del pueblo lo escuchó y empezó a maldecir al fuego. El fuego tenía la culpa de que el granero estuviera destruido. La noche siguiente se escuchó otro grito, era en el mercado. Otro incendio. Otro intento inútil de apagarlo. El hombre volvió a ver al niño con la caja de cerillas. - ¿Has sido tú quien ha quemado el mercado? - No señor, yo no he quemado el mercado, ha sido el fuego. De nuevo, el resto del pueblo lo escuchó y empezó a maldecir al fuego. El fuego era peligroso, debería prohibirse. El alcalde, a la mañana siguiente, decretó una ley

Le gusta arrastrar

Me llamaron porque había algo ahí abajo. Entré en ese hospital y me recibió una enfermera con cara de pocos amigos, una faz arrugada que no inspiraba ningún tipo de simpatía, era como una vieja monja de los años 70 con título de enfermería. A su lado había una niña pequeña, de unos 5 o 6 años, usaba su largo cabello para esconder su mirada, mientras sujetaba una muñeca hecha a mano con una funda de almohada con guantes cosidos en los costados, y un calcetín con boca y ojos pintados relleno de algodón como cabeza. Sin mediar palabra la enfermera abrió una puerta y bajó cogiendo de la mano a la niña, dándome a entender que quería que les acompañara. Bajando las escaleras fui notando cómo la iluminación iba disminuyendo poco a poco, mientras tanto la enfermera me explicó que la niña era la única persona que lo había visto, y desde entonces lo poco que hablaba era sobre él y su enorme sonrisa. En todo el tramo no vi a la niña hacer ningún tipo de movimiento más allá de bajar las escaler

La leyenda del buen líder

Se dice que, hace siglos, en un país gobernaba una oligarquía muy opresora que cobraba impuestos altísimos a la población, les quitaba derechos y les trataba de una manera muy abusiva, rozando la esclavitud. Generación tras generación se fue alimentando el descontento de los ciudadanos. Era el caldo de cultivo perfecto para una masacre. Masacre que empezó con un herrero: Jack. El mismo día que el recaudador de impuestos, junto con dos guardias, vinieron a reclamarle unos impuestos demasiado altos, Jack les tendió una trampa. Primero lanzó aceite hirviendo desde la ventana a los guardias, y luego Jack abrió la puerta y empaló al recaudador con una espada. Aquello fue el desencadenante. Poco a poco, la gente se iba enterando de lo que hizo Jack, y les inspiró para hacer lo mismo. Poco a poco los guardias iban muriendo y los ciudadanos les quitaban las armas a sus cadáveres. Una vez hubo suficientes ciudadanos armados, acudieron a Jack viendo una oportunidad de unirse y derrocar al gob

Todo cae

De los ojos lágrimas brotan, de la piel cae el sudor, los cuerpos en el suelo se frotan y aplastada queda la flor. Cae el pájaro que no vuela, caen los sueños en la escuela, cae de la boca la muela deseando una vida que no duela. Desfallece la esperanza y en caída libre va bailando su última y tétrica danza observada por ojos llorando. Caen los recuerdos felices en la cama de un hospital, lágrimas y sangre riegan raíces del árbol del bien y del mal. Cae el ahorcado de su silla, cae la dignidad del que se arrodilla, caen los besos de tu mejilla, cae tu sueño en una pesadilla. Caer es abrazar a la madre de todos, volver al seno siempre nos atrae, da igual que lo evites de mil modos tarde o temprano, todo cae. Ahora levántate.

El mismo cuento de siempre de la Cigarra y la Hormiga

Érase una cigarra y una hormiga. Este nos lo conocemos todos, ¿No? No lo creo. La cigarra nació en una familia pobre, no tuvo acceso a formación en su juventud, lo único que tenía era talento musical. Vivía casi al día ya que como mucho, podía aspirar a un trabajo temporal para una hormiga, en el que sólo se quedaba el 10% de lo que producía. El resto se iba para la hormiga contratante y para la reina del hormiguero. Por otro lado había una hormiga. Nació en un hormiguero donde no le faltó de nada, siempre tuvo acceso a educación, formación y ayuda del resto del hormiguero. Consiguió un trabajo genial en el que sólo le tenía que dar un 10% de lo que producía a la reina. No obstante siempre vivió aislada de otros modos de vida, creyendo que todos los seres vivos nacían iguales y con las mismas oportunidades. Cada día, después de su trabajo temporal, la cigarra se relajaba un poco y expresaba sus sentimientos tocando un blues. A lo que la hormiga, que seguía trabajando, decía "p

La recompensa del trabajo duro

Era el primer lunes de la nueva vida laboral de Emilio. Estaba en una buena empresa y tenía muchas ganas de trabajar y ascender. Ese día conoció a todos sus compañeros y se hizo un esquema mental del organigrama y las posiciones jerárquicas de esa empresa. Al cabo de una semana empezó a hacer horas extras, y entonces conoció a la mujer de la limpieza, quien se puso a limpiar a su lado, y sin desviar la vista de donde limpiaba, le preguntó: - ¿Haciendo méritos para subir? - Sí, quiero terminar en la última planta. - Respondió Emilio - No te pierdes nada, yo recorro el edificio entero cada día y las he visto todas. Cada planta es igual a la anterior, solo que más solitaria y fría conforme vas subiendo. Emilio prefirió no hablar más con esa señora, tenía mucho trabajo que hacer. Al cabo de unos meses le subieron a la segunda planta, donde empezó a vestir con camisa. Unos meses más tarde, subió a la tercera planta, donde el ambiente era más profesional, así que decidió empezar a afei

Borracho

Bonita máscara venenosa que adormece los sentidos, bella amante celosa de los tristes y los heridos, Grácil lluvia maligna que cae por la garganta, del alma, cura del estigma, del corazón, sirena que canta. El placer que en exceso te ciega y hace que el mundo gire y que la vida pronto expire de aquél que la realidad niega. Entiende que vivir nos agota, no nos importa parecer cobardes, mejor llorar por un alma rota que cubrirla con absurdos alardes. Y cómo se tambalea el mamarracho, un loco que se las da de gurú, mas nunca juzgues a un borracho ya que mañana podrías ser tú

La fábrica de hombres

En la fábrica de hombres todos somos defectuosos, allí nos robaron los nombres con experimentos peligrosos. Y es en nombre de la ciencia y el argumento de la decencia la imposición de la paciencia para torturar nuestra diferencia. Los tirones de la correa y la presión del bozal, el martillo con fuerza golpea y mañana serás normal, tu familia así lo desea, ¡Heil, holocausto espiritual! Bonito campo de niños rotos muy educados que sonríen en las fotos, ingieren un veneno amargo, condenados a un castigo largo, esperando al eterno letargo. Así aplaudimos a esa calamidad, toma tu orla y tu diploma y bienvenido a esta puta broma, eres un hombre de verdad.

La oruga

Érase una oruga. Arrastrada, venenosa, solitaria y fea. Ningún bicho quería estar cerca. Tampoco lo quería, se odiaba a sí misma. Un día subió a un árbol y se recluyó en su crisálida. Pudo huir del sufrimiento que le causaba el resto, pero no podía huir de sí misma. Surgió una lucha interna. De la lucha interna vinieron las revelaciones. De las revelaciones el miedo. El miedo acabó desapareciendo y vino la voluntad. Y de la voluntad, la oruga empezó a meditar hasta que, un día, vio una luz y decidió salir de su refugio. Era feliz. No era venenosa, no se volvería a arrastrar nunca más, era hermosa y podía moverse con total libertad por el aire. Al verla, a muchos bichos que la conocían de antes les inundó una sensación desagradable. ¿Cómo podría ser que esa criatura antes tan repugnante hubiera conseguido ser feliz y libre mientras nosotros seguimos en el suelo sufriendo? Llenos de odio, empezaron a insultarla, luego a sacar a la luz el pasado asqueroso de la oruga y, finalmente, a inve

Gorilas y chimpancés.

Érase una vez una jungla. En cierta parte de la jungla, moraban cientos de chimpancés y, entre ellos, un puñado de gorilas. Los gorilas siempre intentaban dominar a los chimpancés, pero nunca se aventuraron a demasiado, puesto que la superioridad numérica de éstos les haría caer sin mucho esfuerzo. Un día, tras una tormenta de rayos, un gorila encontró un palo con un extremo ardiendo. lo recogió y se lo llevó a los suyos, quienes comprendieron lo que era y cómo usarlo. Así fue como los gorilas se fueron a robarle comida a los chimpancés, quienes obviamente se resistieron, pero el gorila cogió el palo con llamas y quemó vivo a uno de los monos, haciendo que el resto se calmaran y les dieran parte de su comida en señal de ofrenda. Al cabo de un rato, empezó a llover, lo que hizo que se apagara el fuego. No obstante al día siguiente los gorilas trajeron el mismo palo que, al verlo, hizo que los chimpancés se apresuraran a darles comida. Ese ritual siguió día tras día. Los gorilas al

La pitonisa

Érase un pueblo. Un día, una pitonisa llegó al pueblo, montó una consulta y cada día venía gente a pedirle servicios. Que si cartas del tarot, hablar con familiares difuntos, rituales de buena suerte… todo bajo la atenta mirada de su ayudante, quien admiraba a esa mujer por su sabiduría. Un día, entró a la consulta una mujer preciosa, muy bien maquillada, con un pelo sedoso y bien cuidado y unas delicadas manos que llevaban unas uñas perfectas, pintadas de rojo. Se sentó delante de la pitonisa y le preguntó: - ¿Usted sabe lanzar maldiciones? La pitonisa miró a la mujer con una leve expresión de sorpresa, en todo el pueblo nadie le había pedido ningún servicio que dañara a nadie, pero antes que le pudiera responder, la mujer le explicó: - Mi exnovio me dejó hace un mes y ahora le he visto con otra. No quiero que sea feliz antes que yo, quiero que sufra. Quiero lanzarle una maldición. La cara de la pitonisa dejó de mostrar sorpresa y volvió a mostrar serenidad. - Las maldiciones so

Beso de buenos días.

Linda, desde que nació, cada día recibía un beso de buenos días. De su padre, de su madre, de su abuela… De niña, el beso era la señal para levantarse de la cama y empezar un nuevo día. Le ayudaba a empezar el día con amor y optimismo, era como si el beso de buenos días fuera un amuleto que la protegía y daba suerte durante todo el día. Fueron pasando los años, hasta que un día se dio cuenta de que sus padres no estarían allí para siempre para darle el beso de buenos días, así que decidió buscar pareja. No fue el mismo día, ni la misma semana, ni el mismo mes. Tampoco fue el primero que apareció, ni el segundo, pero al cabo del tiempo apareció Jorge. A la larga, Linda y Jorge se fueron a vivir juntos. Y así Linda vio cómo ya tenía a alguien que le pudiera dar sus besos de buenos días indefinidamente. Pero a veces la vida tiene planes distintos a los tuyos. Jorge fue despedido del trabajo. Al principio no supuso mucho drama, pero conforme pasaban los meses, se sentía más inútil, se

Entre el no poder y el no querer.

Los que no pueden vivir están todos reunidos, en cementerios, en nichos, en tumbas, en fosas, en mausoleos… nunca están solos, siempre hay gente con su misma condición cerca, todos saben donde están, todos saben por qué están allí. Los que no quieren vivir están desperdigados por todo el mundo. Ocultos entre la multitud. Están viajando en metro en hora punta para ir a un trabajo que odian, están cuidando a un bebé que no quisieron tener, están en un aula, en un coche, en una oficina… A los que no pueden vivir se les tiene todo el respeto posible, se les erigen monumentos en su honor, se les recuerda con amor, se les trata de héroes, se les dedican preciosas palabras… A los que no quieren vivir se les menosprecia, se les tacha de vagos cuando su depresión les hace dormir durante todo el día, le quitan importancia a sus quejas, les culpan de su condición, les ningunean, les exigen cargar solos con todo… “¿has probado a no estar triste?”, “nunca sonríes, ¡estarás más guapa/o si sonríes

Mantis

Y dijo la mantis religiosa: "Yo, que amo con tanto esmero, y se la acabo cortando a quien yo más quiero". Y desde la tumba clama el idiota amado: "Fallecido he, pero por lo menos me la he tirado". Amores que matan nunca mueren, más no por amar se debe decapitar, ni por ser amado debes ser un desgraciado. Porque el speed es más sano que el puto estrés cotidiano de contentar al inestable de actitud detestable que ni una sonrisa te devuelve, que de dudas te envuelve. Y tu libertad es más importante que el falso cariño del arrogante, por eso abre los ojos suelta a ese lastre humano, que se ocupe de sus antojos tu historia empieza aquí, hermano. Ahora tu vida es hermosa no caminas solo, te acompaña tu sonrisa, muere contento, vive sin prisa, ya no eres una mantis religiosa.

La historia de Pedro. Y la tuya.

Este es Pedro. Pedro se queja cada día de fuertes dolores de cabeza. Pedro exige ayuda y comprensión. Ya no vamos a sitios ruidosos ni hablamos muy alto por Pedro. Le dimos un Ibuprofeno. Pedro dijo que no quería meterse químicos en el cuerpo. Le enseñamos técnicas de meditación y sanación espiritual. Pedro dijo que no creía en mierdas de hippies. Le dijimos que durmiera. Pedro dijo que no tenía sueño. Un día sorprendimos a Pedro dándose cabezazos contra la pared. Se ve que lo hace cada día. Le recomendamos que dejara de hacerlo. Pedro se enfadó diciendo que no es fácil, que nadie le entiende, que nadie le ayuda. Pedro siguió quejándose. Nosotros no pudimos ayudarle. Sólo Pedro puede empezar a ayudar a Pedro. No sabemos si Pedro lo sabe. No sabemos si Pedro quiere saberlo. No sabemos si Pedro quiere aceptarlo. Un día, a Pedro se le partió el cráneo. Su sangre lo manchaba todo, había sesos en la pared. Pedro está muerto. Nosotros sabemos la causa. Pedro mató a Pe

Medicina

Imagina que existe una medicina que se usa para todo. Para cualquier tipo de problema, cualquier tipo de situación, de manera recreativa, para amenizar eventos sociales… se usa para prácticamente TODO. ¿Soluciona los problemas? En parte, si se usa una dosis extrema, se pueden acallar los síntomas durante un periodo de tiempo. Aunque normalmente esto hace que luego vengan con más fuerza También da pie a que vengan otros problemas en relación a esta medicina. Pero desde pequeños nos han enseñado que tomarla es la única solución a todo, así que aunque cada vez acabemos peor, seguiremos tomándola y aumentando la dosis sin pensar en las consecuencias a corto y largo plazo. Y es que, ésta medicina está tan arraigada a la cultura colectiva, que hacer uso de ella es lo más natural del mundo. Aunque se intente alejar a los niños del consumo de esa medicina, acabarán usándola, ya que papá la toma, mamá la toma, el resto de sus familiares y amigos la toman, y algunos compañeros de clase ya la

Huir por mente

Qué ganas tengo de este mundo escapar más no puedo por aire, tierra ni por mar tendré que huir por mente, sonreír delante de la gente, sin coraza, transparente, trascender y seguiros la corriente, pues el cambio está dentro. ¿No es hipócrita desatenderse cuando crees que eres el centro? Si el ser humano pudiera verse, por la culpa quedaría petrificado. Otro error no identificado culpar y ser victimizado, En ese truco nos han educado que para ser feliz, hay que ser torturado, curioso que sea un mantra repetido por aquellos que no sufren ni han sufrido. Por eso quiero huir, recuperar las ganas de vivir, un paréntesis en el castigo eterno para no ser como tú, un burdo enfermo. Y quédate con tus ganas de torturar, disfruta de vivir para señalar, suerte buscando a quién culpar, yo he decidido usar mi mente y escapar.